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21 octubre 2012

Mi Huracán Llevaba tu Nombre

Nunca le gustó verse al espejo.
     Mediocridad.
     Esa fugaz palabra recorría su mente cada segundo que pasaba viendo a su reflejo.
     -Lo estoy intentando- se decía. Pero sabía que era una cruel mentira.
     El pasado se escurría por su sombra y le pisaba los talones, rasgaba sus tobillos, quemaba sus piernas, hasta que se le clavaba en el corazón.
     -Sabes que no lo haces- gritaba su conciencia, carcomiéndole los sentidos hasta hundirlo en la oscuridad.
     -Claro que sí.
     Pero sólo vio el silencio y escuchó la oscuridad.
     Se perdía entre los recuerdos de su mente mientras trataba de figurar qué había hecho mal.
     -Sabes cuál fue tu mal. Amor, líbido. Un falso hogar.
     -Pero eso ya pasó.
     -Y ahora lo revives, ¿no es cierto?
     -Mi corazón se ilumina con ella.
     -Pero tu mente se nubla al hacerlo.
     Lo peor del caso es que tenía razón.
     Amor.
     Eso había sacudido cada fibra de sus nervios, electrizándole desde la punta de sus cabellos hasta la falangeta del pulgar de su pie.
     Y su mundo se desmoronó. Sucumbió frente a las cuatro letras que revolucionan al mundo.
     -La quiero a ella, nada más.
     -Pero no puedes- insistía su burlona mente-. No es lo que quieren para ti.
     -¡Pero yo lo quiero! -ahogó un grito en su interior.
     Nuevamente el silencio podía respirarse en el tóxico huracán en el que su mente giraba.
     -Es lo que yo quiero.


Título de una canción de Panda