La lluvia caía mientras estaba
tranquilamente sentado en una pequeña banca entre unos edificios de la
universidad. Las heladas gotitas chocaban contra mi piel, provocándome pequeños
escalofríos algunas veces, mas no quería dejar mi asiento aunque me estuviese
mojando. Era un buen lugar, no había mucha gente a mi alrededor y lo único que
percibía era el sonido del agua caer y ese particular aroma a tierra mojada.
Eso, y también un niño pequeño a unos cuantos metros de mí.
Me
di cuenta después de unos minutos que no había dejado de observar a ese niño
desde que supe que estaba ahí. Era como cualquier niño, pero lo que llamó mi
atención es que jugaba felizmente: brincaba en los charcos haciendo salpicar el
agua acumulada, giraba para que el agua le cayera en todo el cuerpo, incluso
abrió la boca para beber agua caída del cielo. Lucía genuinamente feliz
haciendo todo eso.
Fue
entonces cuando me percaté de mi sonrisa. Estaba sonriendo porque a ese niño no
le importaba estar en un lugar público girando y saltando bajo la lluvia; él
era feliz y eso era lo que le importaba. Y yo sólo estaba sentado, mojándome, preguntándome
por qué ya no jugaba con la lluvia; por qué ya no pisaba los charcos, sino que
los evitaba; por qué no sólo cerraba los ojos y dejaba que el agua cayera sobre
mí en lugar de estar sentado observando a un niño.
Un
señor que pasó minutos después me hizo preguntarme con mayor fuerza todas esas
cosas. El hombre se quedó parado en la entrada de un edificio, viendo el agua
caer y luego caminó tan rápido como pudo, cubriéndose de la lluvia, sólo para
entrar al otro edificio que estaba justo enfrente.
¿En
qué momento dejamos de hacer esas cosas? ¿No se supone que todos tenemos un
niño dentro? ¿Por qué nadie más disfrutó la lluvia en ese lugar tal y como ese
niño lo hacía? ¿Por qué no lo hice yo? ¿Porque ya no tengo seis años? ¿No podía
simplemente ignorar todo lo demás y jugar bajo la lluvia?
Pude
haberlo hecho, pero no lo hice. Y nadie más lo hizo.
Sólo
ese niño, que sólo estaba siendo un niño.
Título de una canción de One Direction.