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29 septiembre 2013

Anything Could Happen

Le gustaba mirar el cielo cada mañana. Quizá porque cada vez que lo miraba encontraba algo diferente. No importaba qué pasara, el cielo nunca sería el mismo. Ayer tenía un par de nubes algodonadas y particularmente blancas; hoy tenía varias nubes dispersas y un poco más de sol; mañana podría tener nubes grises. O podría no ver el cielo mañana.
         La gente le decía que pensar eso era algo terriblemente negativo. Ella pensaba que era algo realista. “¿Cómo puedes pensar eso?”, le preguntaban. “¿Y tú como puedes asegurar que mañana estarás vivo?”, contestaba.
         En su interior sabía que el resto de las personas nunca se detenía a pensar lo que la vida les tenía preparado. Todos hacían grandes planes. Todos querían estudiar una carrera y conseguir su título. Otros planeaban trabajar en una gran corporación y recorrer paso a paso el camino del éxito, o bien comenzar por sí mismos una compañía que terminaría posicionándose como una de las más grandes de la ciudad o incluso del mundo. Unos cuantos más ansiaban encontrar el amor de su vida, casarse y tener varios hijos, que después tendrían sus propios planes. Todo era hermoso al momento de planearlo. Pero ella no lo hacía. Cuando otros le preguntaban qué quería hacer de su vida, ella sonreía como una niña pequeña y contestaba “No lo sé”. Era considerada mediocre la mayor parte del tiempo, pero ella era feliz. Ella sabía que todo podía pasar, sólo que nadie se preocupaba por eso, todos se creían inmortales.
         Una enfermedad que te arruine la vida, un accidente automovilístico, un disparo en medio de un asalto, ser alcanzado por un rayo… Y la lista continuaba. Cualquiera de esas cosas podría ocurrir en todo momento. Un segundo y tu vida terminaría. Un segundo más y la frágil casa de naipes que construiste con tus sueños, planes y deseos se vendría abajo, tal como si una ligera brisa la derrumbara. Un último segundo y todo acabaría antes de empezar.
         El futuro era invisible para ella. El presente era efímero. El pasado era historia. ¿Su favorito? El presente. A ella le gustaba vivir un día a la vez. A ella le gustaba deleitarse con las cosas más simples pero más satisfactorias que se le podían ocurrir. Le gustaba fotografiar a las personas que conocía; le gustaba experimentar con la comida y descubrir sabores únicos; le gustaba tocar notas sin sentido con el piano que su padre le había heredado, hasta encontrar una combinación agradable. Todos los días de su vida se dedicaba a descubrir una persona, un sabor, una melodía, un aroma… Algo que le recordara que su vida no era para siempre.



         Miró el cielo nuevamente y notó que algunas de las nubes se habían esfumado ya, igual que una parte de su vida que nunca volvería. Sonrió por un momento, justo antes de comenzar a vivir un día más.


Título de una canción de Ellie Goulding